jueves, 2 de junio de 2011

¿A quién votar? ¿Tú de quién eres?

... me he quedado sin partidos a los que votar. Decidí que cada vez que alguno de estos de los que mandan nos hicieran alguna pifia, iba a "votar EN CONTRA de esa persona en las siguientes elecciones". Seguro que habéis acertado: me he quedado sin candidato al que votar, y no ha hecho falta más que un par de meses. Me he ido quedando sistemáticamente sin candidatos. Mi respuesta ha sido el voto en blanco, aunque hubiera preferido poder repartir pataditas en las espinillas a todas esas personas que, según yo, simplemente no dan la talla.
Y eso me ha conducido a una reflexión que no sé todavía si me preocupa: la mayoría de la gente que conozco dice pertenecer a un partido o a otro. Esto a mí me deja con cierto sentimiento de orfandad. Si es que yo "no soy de nadie". Me gustan algunas ideas de casi todos los partidos, pero de ninguna manera me gustan todas las ideas de ninguno de ellos. Es más, me niego a darle mi voto incondicional a ninguno. Es la mejor manera de que piensen que pueden hacer lo que les da la gana (o casi), o que piensen que no se tienen que ganar nuestro apoyo todos y cada uno de los días que tienen el honor de representarnos; eso pienso yo.
Necesito saber en qué cree la persona a la que voy a votar y que proyectos va a acometer en el corto y el medio plazo; y que me diga de donde va a sacar ese dinero. En otras palabras: ¿Qué vas a hacer, cuándo y de donde vas a sacar los fondos?
Ya está bien de políticos que se sacan nuevos proyectos de la manga, como si los fueran a pagar ellos mismos (!!!), pero realmente basados en exprimirnos un poquito más cada año. Así cualquiera. Que menos que exigirles a nuestros políticos que gasten con más responsabilidad, de manera más eficiente y utilicen el dinero que ya les damos para hacer más y mejor. Cualquier inútil puede abordar inumerables proyectos nuevos, si es en base a exprimirnos un poquito más cada vez.

1 comentario:

  1. Hola C.,

    Ya somos 2. Yo hace tiempo ya que empecé a sentir ese sentimiento de "orfandad" del que hablas.

    En mi caso, parto de una ideología que es más "izquierdista" (por clasificarla de algún modo) que otra cosa. Sin embargo, eso no me ha impedido nunca ser flexible en mis votaciones y, sobretodo, escuchar atentamente las propuestas de todos los candidatos, cualquiera que fuere su "color". Creo que es un ejercicio necesario en democracia: afortunadamente, todos y cada uno de los ciudadanos tenemos derecho a votar, a elegir a las personas que nos van a representar y de las que, directa e indirectamente, va a depender nuestro futuro, al menos a medio plazo. Sin embargo, este derecho también es un deber, y la democracia no puede funcionar nunca correctamente si los ciudadanos (en quienes en teoría reside la soberanía de origen)se limitan a votar a "su partido", sin considerar las propuestas que éste hace o pensar en el interés general; en definitiva, sin escuchar ni analizar la información que se nos da (que, todo hay que decirlo, es a menudo insuficiente y está manipulada).
    Con esto no estoy disculpando a nuestros políticos (yo también me hartaría a darles "pataditas" en las espinillas), que lamentablemente se dedican a velar por sus propios intereses, a hacer cualquier cosa para conseguir más votos y lograr el poder durante unos años, los suficientes para asegurar su futuro y el de sus allegados; que se han olvidado de cosas tan importantes (y básicas en cualquier Estado Social y Democrático de Derecho) como la solidaridad, la transparencia o el interés general.
    Pero nosotros también somos responsables de la situación. De nada sirve seguir votando "a izquierdas" o "a derechas", o simplemente "pasar" de votar... Tenemos que asumir un papel activo e intolerable con tanto "corrupto incompetente"... Hoy la pregunta es cómo, y con las elecciones tan cerca "a quién votar": no lo sé, yo probablemente opte por un voto de castigo. Como dices, me he quedado sin alternativas, sin ilusión.

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